El defensor de derechos humanos Filiberto Velázquez asegura que organizaciones criminales controlan venta de pollo, clubes nocturnos y hasta corporaciones policiacas.
La crisis de seguridad en la capital de Guerrero en la que tuvo que mediar el clero mostró la debilidad del gobierno en la entidad, pero también la penetración del crimen organizado en actividades lícitas como el transporte, el comercio y la política.
Sus negocios abarcan desde la venta de pollo, clubes nocturnos y minas hasta el control de corporaciones policiacas, obras públicas y presupuestos de Ayuntamientos, explica el defensor de derechos humanos Filiberto Velázquez.