El pasado 5 de febrero el Presidente de la República no tuvo tiempo (o no tuvo ganas) de reunirse con los representantes de los demás poderes federales en la ciudad de Querétaro, lugar en el que se acostumbra rendir homenaje a la Constitución que nos rige a todos los mexicanos, recordando precisamente la fecha y el lugar en los que fue promulgada.
En la tarde de ese día pronunció un discurso en Palacio Nacional arropado por los suyos, en el que dio a conocer un conjunto de iniciativas de reforma constitucional que deben llamar mucho la atención, porque en caso de que se aprueben estaríamos ante un escenario muy preocupante para el país.