Reporteros Sin Fronteras recalcó que México “se mantiene como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas”, y lo ubicó entre Kirguistán y Lesoto, apenas por encima de la República Democrática del Congo, y por debajo de Malí.
La prensa mexicana permanece atrapada entre la violencia de los grupos criminales, los intereses de sus dueños y los ataques del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo cual coloca al país en el lugar 121 de 180 en la clasificación global de libertad de prensa elaborada por la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).