El poder de fuego ostentado por el narco en el Culiacanazo ha sido suficiente para disuadir a actores políticos y convencerlos de acatar los deseos de los capos, de ahí que las pasadas campañas políticas hayan sido de las menos violentas en el país.
Después del Culiacanazo del 17 de octubre de 2019, nadie duda de que el poder de fuego del Cártel de Sinaloa es de tal dimensión que ni siquiera necesita ser utilizado para mantener bajo control amplios territorios de ese estado.
Eso, de acuerdo con Luis Gustavo Kelly, profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), se notó en este proceso electoral, ya que, a pesar de la histórica y amplia presencia del crimen organizado en la entidad, las campañas políticas que cerraron el miércoles fueron de las menos violentas a nivel nacional.