El silencio de Genaro García Luna durante todo su juicio en Estados Unidos sólo ha generado múltiples interrogantes. Ahora, a unos días de que se dicte la sentencia, su decisión de mantenerse callado ha incrementado la incertidumbre sobre lo que realmente hay detrás de su silencio, especialmente considerando su capacidad para manipular la información a su favor, habilidad que precisamente lo catapultó para obtener todo el poder que concentró en los gobiernos de Fox y Calderón.
Cuando tenía 11 años, Genaro García Luna, el súper policía de Felipe Calderón Hinojosa con vínculos con el crimen organizado, fue reclutado por un grupo de exagentes del Servicio Secreto que lo hizo su “informante”. Precisamente esa misma habilidad para manipular la información que obtenía a partir del espionaje y su facilidad para esparcir rumores lo encumbraron, décadas después, en los gobiernos del PRI, con Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, y le abrieron la puerta a instituciones que le permitieron apoderarse de información que supo utilizar para consolidar su poderío en los dos gobiernos que ha tenido el PAN: el de Vicente Fox Quesada y el de Calderón Hinojosa, quien confió en él su guerra contra el mismo narco al que auxilió desde su posición como Secretario de Seguridad Pública.