“Lo que están reflejando ambos legisladores es que lo suyo es acabar con la división de poderes autónomos e independientes entre sí”.
Es difícil creer, o tal vez aceptar, que México va encanimado al totalitarismo, pero las acciones dicen más que los discursos. Con la mayoría calificada del partido oficialista Morena en el Poder Legislativo, este se ha transformado en una continuación del Poder Ejecutivo, al prácticamente servir (no de contrapeso en una división de poderes), de confirmador y aval de las iniciativas, los deseos y los designios de la presidencia de la República; desde ese frente compuesto por dos entes que deberían accionar con autonomía, y no unirse, ahora el partido oficial “legisla” para que desde el tercer poder, el Judicial, no se puedan controvertir ni ampararse ante las reformas a la Constitución propuestas por el Ejecutivo y aprobadas por el Legislativo.