¿Cómo enfrentar las amenazas del Presidente Donald Trump con un país que no crece, que se endeuda a un ritmo rápido, que no ve resultados en el desarrollo y que enfrenta una inflación al alza por un dólar en 20 pesos? Economistas lo vislumbran complicado si la corrupción y la violencia siguen aumentando el costo de los proyectos de inversión y si México no implementa una política industrial impulsando el consumo interno sin tanta dependencia al crédito.
El sinaloense Guadalupe Olivas Valencia se arrojó el martes desde el puente fronterizo entre Tijuana y San Ysidro, California, minutos después de ser deportado de Estados Unidos a México. Lo regresaban a un país en guerra, que creció menos en 2016 por una menor inversión, un freno en la producción industrial e informalidad laboral, y que crecerá todavía menos este año por una desaceleración en el consumo interno, afirmaron economistas.
Al hombre de 45 años lo repatriaban a un país cuya deuda históricamente alta no se refleja en mayor desarrollo económico; lo retornaban a un país con un dólar en 20 pesos que, junto con los gasolinazos, ya se traspasó a los precios de los bienes, añadieron.
Las autoridades financieras son las responsables del actual panorama, el cual “limita” a México para enfrentar las amenazas en materia comercial del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y lo privan de la capacidad para disminuir los índices de pobreza, coincidieron los analistas.
“Si en México, un país manufacturero, el salario real del trabajador y su productividad aumentaran; si el Producto Interno Bruto creciera de manera importante; si los programas sociales combatieran la pobreza; si los mexicanos tuvieran la capacidad de consumir los productos nacionales (y no solo lo necesario para la subsistencia) y si el comercio exterior fuera diversificado, no se frenaría el crecimiento de la economía”, afirmó Irving Rosales Arredondo, economista por la Universidad de Calgary en Canadá.
“Si se hubiera dado la vuelta a esos problemas en las últimas décadas, el efecto de Estados Unidos sobre la economía mexicana sería muchísimo menor y no dependeríamos tanto del estado de ánimo del Presidente de un país”, determinó.
El también miembro del American Economic Association señaló que “el poder de negociación que tiene México es bajo por la actitud poco conciliadora del Presidente Donald Trump. Con ello limita sus acciones comerciales con Estados Unidos y la eventual renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El especialista en finanzas por el Tecnológico de Monterrey, Abraham Vergara Contreras, coincidió en que más allá del discurso oficial del Gobierno mexicano no se han anunciado “las decisiones adecuadas” para “tomar cartas en el asunto” con el TLCAN y enfrentar las amenazas del magnate republicano.
Hacia dentro del país se necesita una política industrial de mediano plazo, sugirió, por lo que urge “eliminar la corrupción gubernamental y empresarial”. Así se podría crecer con el consumo interno y no solo por la demanda externa, enfatizó el también consultor y asesor financiero internacional.
El mismo Banco de México (Banxico) exigió un gasto público eficiente y el martes anunció medidas complementarias, que se suman al alza de la tasa de interés, mediante coberturas monetarias que buscan poner un seguro frente a la posible depreciación del peso a lo largo del año.
“El entorno de incertidumbre que continúa enfrentando la economía nacional hace especialmente relevante que las autoridades fortalezcan los fundamentos macroeconómicos del país, consolidando las finanzas públicas y ajustando la postura de política monetaria al ritmo que sea oportuno […] y que se siga impulsando la implementación adecuada de las reformas estructurales”, escribió en su anuncio de política monetaria de febrero.
El Presidente Enrique Peña Nieto, el Secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña y Agustín Carstens Carstens, Gobernador de l Banco de México, se reunieron recientemente. Y después de evaluar “la situación y perspectivas de la economía mexicana”, el economista Carstens decidió quedarse en el barco hasta el 30 de noviembre, por lo que postergó hasta el primero de diciembre su incorporación como gerente al Banco de Pagos Internacionales (BIS), reportó Banxico el martes.
Sin embargo, Peña Nieto insistió en negar en que el país viva un “mal momento económico”. Pero las cifras oficiales lo contradicen.
El Jefe del Ejecutivo federal aseguró en días pasados en Nayarit que “en todo el país” se ve crecimiento del empleo formal. Pero omitió que más del 60 por ciento de mexicanos labora en la informalidad. Dijo también que hay índices de inflación “razonables” (4.72 por ciento, por arriba del objetivo del 3 por ciento), un mayor acceso al crédito, y un mayor incremento del consumo (0.1 por ciento mensual en noviembre y una confianza del consumidor 27 por ciento menor que el año pasado).
MENOR CRECIMIENTO
El miércoles pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) oficializó que México creció 2.3 por ciento durante todo 2016, menos del 2.6 por ciento que se expandió durante 2015.
La actividad minera presentó el mayor desplome al caer 6.4 por ciento en el año y 9.8 por ciento en el último trimestre por menor demanda de China. Por actividades: las primarias (agricultura) se expandieron 4.1 por ciento; las secundarias (minería, construcción, energía y manufactura), cero por ciento y las terciarias (comercio y servicios), 3.4 por ciento durante 2016.
En el cuarto trimestre de 2016 el país creció 2.4 por ciento. Banxico expuso que la demanda externa siguió exhibiendo “una mejoría”, a la vez que el consumo privado preservó una “trayectoria positiva” (3.9 por ciento anual en noviembre). No obstante, persistió “el débil desempeño de la inversión”.
El economista Diego Castañeda, de la London School of Economics and Political Science, enfatizó que la inversión pública, “lo más importante para que México crezca más”, está cayendo año tras año a niveles históricamente bajos.
Los flujos de inversión extranjera también vienen en picada por la incertidumbre ante la negociación del Tratado de Libre Comercio, dijo. Pero sobre todo por factores internos: problemas de Estado de Derecho; presencia de monopolios en casi todos los mercados relevantes que limitan la competencia; un bajo acceso al crédito de la banca para pequeñas empresas y la inseguridad pública en algunas regiones del país, enlistó el especialista en desarrollo económico.
El economista por la Universidad de Calgary, Irving Rosales, también ve el freno económico como resultado de la caída de la inversión extranjera directa, la cual permitiría incrementar la producción y la entrada de dólares.
Este indicador ha sido menor de lo esperado, explicó Rosales, por la incertidumbre que ha generado el Gobierno de Donald Trump. Mientras, a nivel interno, el especialista ve que “la corrupción y la violencia en ciertas regiones del país siempre van a influir por tener que pagar moches y derecho de piso; incrementa los costos de inversión y menos proyectos son redituables”.
También enfatizó que el sector industrial está deteniendo el crecimiento. México, afirmó, es un país manufacturero y genera muy poco valor agregado. Además las exportaciones están enfocadas hacia Estados Unidos y sólo en el sector automotriz (autopartes).
“Como no hay diversificación, cualquier situación negativa que sucede en Estados Unidos afecta muy fuerte aquí”, dijo Rosales.
El también profesor-investigador de la Universidad Iberoamericana aseguró que un débil crecimiento frena la capacidad del gobierno para enfrentar el problema de la pobreza y lo pone endeble ante Trump.
“Entre más crezca una economía más puede destinar recursos a programas sociales para combatir la pobreza y la desigualdad. Pero México crecerá 1.5 por ciento en 2017, menos que en 2016, lo cual no es un buen signo”, añadió Rosales.
El asesor financiero Abraham Vergara añadió que, además de la menor inversión, el desempleo, la informalidad en el país y la relación comercial con Estados Unidos son las principales variables que hacen que el crecimiento “no sea tan importante”.
El economista Diego Castañeda añadió que aunque el Gobierno ha creado 2 millones de empleos en cuatro años, 29 millones laboran en la informalidad y los formales “son empleos con bajos salarios que no favorecen el consumo y las expectativas económicas no son las más optimistas, por lo que los consumidores piensan dos veces antes de comprar bienes duraderos”.
El Presidente Peña Nieto había prometido para 2017, un PIB de 5 por ciento. Sin embargo, los economista lo ven imposible.
“Si no hay inversión y hay la corrupción política, empresarial y ciudadana, con este estancamiento de la economía no se ve cómo haya una productividad mayor para incrementar el PIB”, expuso Vergara Contreras.
Aunque Banxico aún ve una trayectoria positiva en el consumo, Diego Castañeda aseguró que el consumo interno –la gran palanca del crecimiento en los últimos tres años– “está desacelerándose” por diversos aspectos: el crédito costará más, los salarios son precarios, no hay confianza en la economía y la inflación se está traspasando a los precios.
Gran parte del “boom del consumo” de los mexicanos ha sido el acceso al crédito barato. Sin embargo, como Banxico ha elevado la tasa de interés a 6.25 por ciento, y eso se traspasa al crédito de bancos, “vamos a ver que el consumo va a detenerse”, afirmó Castañeda.
El economista Abraham Vergara también prevé que “llegará un momento en que la gente deje de usar crédito para seguir consumiendo”.
En noviembre los gastos en bienes y servicios nacionales se elevaron 3.9 por ciento, pero los gastos en bienes de origen importado disminuyeron 3.9 por ciento con relación a noviembre de 2015. En comparación con octubre, el consumo interno solo subió 0.1 por ciento. Además, la confianza del consumidor se desplomó 25.7 por ciento en enero, reportan cifras del Inegi.
La incertidumbre por los anuncios de Donald Trump, añadió Banxico en su anuncio, “ha influido ya en la confianza de los consumidores y empresas, en la inversión extranjera directa y en los flujos de remesas hacia el país”.
Los analistas consultados por Banxico estiman que México crecerá 1.49 por ciento en 2017, por debajo de lo alcanzado en 2016, y habrá una inflación de 5.25 por ciento. Hoy la tasa está en 4.72 por ciento, principalmente por la presión al alza de los precios de gasolinas y gas LP, pese a que la tasa de interés subió a 6.25 por ciento.
ALTA DEUDA SIN RESULTADOS
Al cuarto trimestre de 2016, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) –la deuda pública total– ascendió a 48.4 por ciento del PIB, lo que equivale a 9 billones 797 mil 439.6 millones de pesos, reportó Hacienda.
“El ritmo de aumento de la deuda no está a un nivel problemático, pero no ha producido”, destacó el economista Diego Castañeda. “Es una paradoja: la deuda pública ha crecido 15 puntos porcentuales del PIB en los últimos siete años sin que se vea reflejado en mayor crecimiento o en inversión pública. Nos estamos endeudando sin obtener algo de eso”.
En 2016, el gasto total se ubicó en 5 billones 343 mil 759 millones de pesos, 6.2 por ciento más respecto a 2015.
Castañeda explicó que los recursos han estado enfocados en el gasto corriente, en los intereses de la deuda y las pensiones, por lo que los recortes van a la inversión porque no tiene costos políticos, dijo.
BANXICO BUSCA FRENAR AL PESO
La Comisión de Cambios, integrada por la Secretaría de Hacienda y Banxico, pidió al banco central implementar un programa de “coberturas cambiarias liquidables” para enfrentar la depreciación del peso que se prevé para este año por las políticas comerciales y monetarias de Estados Unidos.
Las coberturas son contratos entre el Banco de México y los bancos, en los cuales se fija un precio en un periodo no mayor a 12 meses y si el precio del dólar observado en se día está por encima, Banxico paga en pesos la diferencia y si está por debajo el banco da los pesos que sobraron, explicó el economista Irving Rosales.
“La cobertura cambiaria es un seguro ante cambios futuros en el precio de la moneda, busca cubrirse frente a la depreciación del peso. En las últimas semanas el dólar se ha abaratado por las políticas que ha hecho Trump, no es que el peso se haya fortalecido porque las expectativas de crecimiento siguen igual”, desarrolló el especialista en finanzas, Abraham Vergara.
El incremento en las tasas de interés a 6.25 por ciento, las coberturas y las decisiones de Trump han hecho que el peso se comporte aparentemente más fortalecido, pero es el dólar el que se está abaratando, reiteró. El miércoles el dólar al mayoreo bajó a 19.95 pesos y el de ventanillas se vendía hasta en 20.31 pesos.
Para Diego Castañeda, de la London School, el Banxico está reconociendo que las tasas de interés no son “una herramienta suficiente” para controlar la volatilidad en el tipo de cambio.
“Está optando por medidas menos tradicionales, pero correctas que traen estabilidad al mercado de cambios. Está brindando la posibilidad de protegerse sin utilizar las reservas internacionales”, afirmó.
El principal objetivo de Banxico es controlar el aumento significativo en los precios de bienes. En enero se registró una inflación de 4.72 por ciento, lejos de una hiperinflación de 50 por ciento o más. Se infló por el incremento en los precios de las gasolinas y el dólar en el piso de los 20.
“La inflación aún no es alarmante, pero el problema es que pueda seguir creciendo. Además la inflación del productor está en 9 por ciento, la cual se traspasa a más presiones al consumidor”, dijo Diego Castañeda.
Abraham Vergara advirtió que por el momento están controlando la inflación con el alza en la tasa de interés, pero falta ver el efecto de la total liberación de los precios de la gasolina. Si el precio del dólar se dispara, que es probable, se volverá a importar cara la gasolina y ese valor es el principal para determinar el precio final de los combustibles.
Ante este escenario, el gobernador de Banxico se va el 30 de noviembre, tras postergar su partida por dos meses más. Aunque la renuncia de Agustín Carstens inyectó cierta certidumbre en un año complicado para México ante la llegada de Trump, los economistas afirmaron que su decisión sugiere que aún no hay un sucesor a su altura y eso a su vez causa desconfianza.
“La transición debe ser lo menos tensa posible y no tomar decisiones lentas”, recomendó Vergara.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DULCE OLVERA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/24-02-2017/3157879