Violeta tiene 23 años, pero no se llama Violeta. Dice que tiene miedo a dar su nombre real, o cualquier otro dato que la identifique, después de que un grupo de policías ministeriales sin identificar la “secuestró” el pasado viernes 5 en Guadalajara, Jalisco, cuando se dirigía con otros tres compañeros a una manifestación para exigir justicia por el caso de Giovanni López, un joven asesinado presuntamente a manos de policías de Ixtlahuacán.
“Los policías me dijeron que esta vez había tenido suerte. Pero que, para la próxima que me vieran por la calle, entonces sí me iban a desaparecer”.