Bajo el escenario más catastrófico en medio de la tormenta por la COVID-19, alrededor de 9 millones más de mexicanos vivirán en pobreza extrema sin ingresos para comer. A diferencia de la crisis financiera de 2008-09, el apoyo debe enfocarse a ellos y no a los grandes empresarios, determina Lina Pohl, representante de la FAO México.
Por la crisis sanitaria y económica, el retroceso en la lucha contra el hambre ha sido histórico en América Latina, incluyendo México. “Esa es la gran tragedia”, sentencia del otro lado del teléfono Lina Pohl, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México desde febrero del año pasado.
Por ello, dice en entrevista con SinEmbargo, la lección frente a otras crisis, como la financiera de 2008-09, es no enfocar los subsidios a los grandes empresarios porque el resultado fue mayor desigualdad, pobreza y hambre. Esta vez, más de una década después, se debe priorizar a las millones de personas que caerán en la línea de pobreza y pobreza extrema a través de transferencias transparentes y no condicionadas, para incentivar la capacidad de consumo.